Satz 321 :
Su centro, colocado sobre la línea de mayor anchura, coincidía precisamente con el abismo abierto.
Satz 322 :
Intenté retroceder, pero los muros, al unirse, me empujaban con una fuerza irresistible.
Satz 323 :
Llegó, por último, un momento en que mi cuerpo, quemado y retorcido, apenas halló sitio para él, apenas hubo lugar para mis pies en el suelo de la prisión.
Satz 324 :
No luché más, pero la agonía de mi alma se exteriorizó en un fuerte y prolongado grito de desesperación.
Satz 325 :
Me di cuenta de que vacilaba sobre el brocal, y volví los ojos...
Satz 326 :
Pero he aquí un ruido de voces humanas.
Satz 327 :
Una explosión, un huracán de trompetas, un poderoso rugido semejante al de mil truenos.
Satz 328 :
Los muros de fuego echáronse hacia atrás precipitadamente.
Satz 329 :
Un brazo alargado me cogió del mío, cuando, ya desfalleciente, me precipitaba en el abismo.
Satz 330 :
Era el brazo del general Lasalle.
Satz 331 :
Las tropas francesas habían entrado en Toledo.
Satz 332 :
La Inquisición hallábase en poder de sus enemigos.